La reputación del rey
En el tramo final de su trayectoria, el rey emérito ha dilapidado su reputación como otros han dilapidado sus fortunas. Y lo ha hecho por la vía rápida.
En el tramo final de su trayectoria, el rey emérito ha dilapidado su reputación como otros han dilapidado sus fortunas. Y lo ha hecho por la vía rápida.
La reputación no se adquiere con una, dos o tres acciones de marketing o de comunicación, por muy atractivas o impactantes que éstas sean. Ni tampoco se trata de un acto de fe. Esto no va de firmar una declaración de responsabilidad ni de pedir la entrada en un club de solidarios en busca de alguna causa a la que adherirse para quedar bien ante los demás.
Las empresas ya no pueden comunicar cómo antes. Se tienen que adaptar al nuevo ecosistema digital.
La transparencia vale para todos. Cuantas más puertas abiertas, mejor.
Los bulos sobre Doñana son delirantes, pero han sido capaces de sortear todos los cortafuegos.
¿Que hacen realmente los ciudadanos para defender la libertad de prensa más allá de alguna declaración pomposa en las redes sociales?