Por qué he eliminado casi todas mis aplicaciones de redes sociales de mi teléfono móvil
Soy un adicto a las redes sociales y en general al consumo de la pantalla…
Soy un adicto a las redes sociales y en general al consumo de la pantalla…
Recuerda que está muy bien echarle un vistazo a Twitter o consultarlo de vez en cuando, pero no hace falta vivir en Twitter. Sal a la calle, ten más vida real y verás que hay gente que es capaz de vivir sin estar enganchado 24 ´horas al día a una pantalla.
Acabo de leer el ensayo de Shoshana Zuboff sobre ‘La era del capitalismo de la…
Hoy en día, muchos creadores de contenidos son ‘riders’ que cambian la bicicleta por el micrófono y la pantalla y que tienen menos ingresos y derechos laborales que los personajes de las novelas de Charles Dickens.
En el futuro, habrá que picar más piedra informativa y luchar lector a lector y habrá que desechar tanto ‘SEO mortadela’ como el que ahora estamos viendo. A cambio, también la mayoría de ellos podrá volver a hacer un periodismo…por el que alguien esté dispuesto a pagar por él.
Parece un atrevimiento sostener que a una empresa le va mal cuando tiene dos mil…
Quienes leen este blog saben que llevo tiempo defendiendo que si queremos una prensa que…
Somos lo que tuiteamos. Y a algunos habría que ponerles en sus perfiles una advertencia para que no se les olvide ni una sola vez: tuitear puede ser peligroso para la salud.
Hace tiempo que me he despreocupado de saber dónde aparqué anoche el coche. Miro Google…
La batalla del relato y de la imagen en la escena pública requiere de una narrativa audiovisual que destile una conexión continua con una sociedad moderna que conversa, se informa, se entretiene y decide sus opciones de compra en las redes sociales.
La sociedad de la información es ya la de la desatención, una sociedad donde cada vez cuesta más prestar la atención por esta epidemia de distracción y desconcentración que es fruto casi directo del modo en el que nos manejamos con las redes sociales en la era de las pantallas táctiles.
Hoy, la ‘guerra’ de los lectores se está trasladando a las bandejas de entradas de nuestros buzones de Gmail y, entre otras, a las aplicaciones de Spotify, de iVox o de Apple.
Nuestra necesidad de emociones y experiencias instantáneas se ha adaptado a los estímulos exprés que nacen y mueren entre notificación y notificación. Y nos aburrimos casi tanto como cuando sólo había una cadena de televisión y unos cuantos libros de bolsillo. La sociedad de la banda ancha tiene de todo, pero puede aburrirse más que la analógica.
Facebook, símbolo de una conversación social libre y sin barreras de entrada que favorecería el conocimiento de las personas, ha permitido en demasiadas ocasiones un uso bastardo y torticero de esa libertad, convirtiéndola en un pastiche amoral y cruel donde han sobresalido oportunistas de todo pelaje dispuestos a aprovechar las ventanas de estas plataformas.
No hay una pandemia de conspiranoicos, esotéricos, nacionalistas de todo pelaje, extremistas hiperventilados y populistas de derechas y de izquierdas que estén dominando el mundo. Y si pensáramos eso, seguramente nosotros también estaríamos ejerciendo de terraplanistas de salón. Pero no se debe minusvalorar este fenómeno,
Las plataformas diseñan sus espacios para hacerlos cada día más adictivos para cuanta más gente, mejor, incluso a costa de convertir sus recintos digitales en parques temáticos donde se devuelve a los corrales el pensamiento crítico y complejo y se abren las puertas a todos los excesos imaginables.
La nueva crisis de reputación de Facebook hace mellan ya donde más duele: en su cuenta de resultados.
Algunas consideraciones sobre el ensayo de Pau Solanillas sobre la importancia de la reputación para enfrentarse a los nuevos desafíos de las sociedades modernas
Los periodistas son los primeros interesados en combatir las fake news, ‘fábricas’ de desconfianza.
Los medios vitales se caen, víctimas de su propio modelo de negocio, dependiente de las grandes plataformas como Google y Facebook.
Facebook ha ‘demostrado’ que puede poner y quitar presidentes haciendo de su muro un territorio plagado de noticias falsas. Y le preocupa que se extienda la idea de que hace poco o muy poco para combatirlas.
El poder de las plataformas sociales ya es mayor que el de muchos países. ¿Quién y cómo se controlarán?
El trazo grueso y primario es muy tentador para los políticos cortoplacistas
Los medios asumen que los paywalls son esenciales en su nueva arquitectura de ingresos
Facebook le prometió El Dorado a los medios…antes de quedarse con su negocio.
La comunicación corporativa es esencial, pero no está para sustituir al periodismo.
¿Por qué pese a tener la mayor oferta informativa de la historia sólo leemos aquéllo con lo que estamos de acuerdo? Porque preferimos seguir instalados en nuestras burbujas endogámicas
Los medios están obsesionados con crear comunidades en torno a sus marcas, pero los ciudadanos son cada día más errantes digitales poco dispuestos a vincularse a marca alguna
El ambiente crispado de las redes sociales aumenta la sensación aumenta hasta niveles asfixiantes.
Los medios vuelven a virar en su carrera precipitada por la viabilidad después de abrazarse a Google y a Facebook. ¿Y ahora a qué se pueden aferrar?