Twitter también quiere ser un periódico
Twitter es ya la agencia de noticias más grande del mundo. Y ahora quiere ser también un medio de comunicación
Twitter es ya la agencia de noticias más grande del mundo. Y ahora quiere ser también un medio de comunicación
Los ciudadanos también tienen su cuota de culpa en la falta de credibilidad de las noticias. Nos creemos lo que nos queremos creer.
Los periodistas vivimos en un sobresalto permanente, atentos a un aluvión de innovaciones, pero sin la certeza de cómo seguiremos siendo útiles en la nueva industria del periodismo
Nos ha dado por rebautizar lo que ya tenía nombre. Ahora, a las mentiras, las intoxicaciones y a las infamias prefabricadas, los periodistas las llamamos posverdad.
Seamos sinceros. Los periodistas también nos dejamos llevar por nuestras emociones. A veces, se nos nubla la mirada crítica y fallamos. Ha pasado en este caso y volverá a pasar.
Los periodistas competimos en nueva guerra, la guerra de la atención. Cuidado con lo que hacemos para captarla, que se nos puede volver en contra.
La polémica de Trump y las noticias falsas le estalla a Facebook. Zuckerberg asume la primera gran crisis de credibilidad de su red social
Google y Facebook dan audiencia a los medios a cambio de sus contenidos, pero ni quieren ni pueden garantizarles que harán de verdad negocio en sus plataformas.
La presunción de inocencia como tal está dejando de existir en una sociedad que empieza a confundir la información con el entretenimiento. ¿Qué podemos hacer los periodistas?
La carrera por adaptarse a los nuevos hábitos de consumo hace que grandes periódicos terminen montando televisiones con parrilla en las redes sociales.
El bulo viral sobre Piqué y las mangas cortadas del partido contra Albania nos deberían hacer reflexionar a los periodistas: ¿por qué hacemos tanto caso a cualquier intoxicación que nos llega desde las redes sociales?
Nos hemos entretenido tanto buscando el Santo Grial del modelo de negocio que salvará el periodismo, que se nos ha olvidado que sólo la calidad puede combatir la epidemia de periodismo pop que estamos soportando.
Los medios se han pasado más de una década mendigando a Google y a las redes para que les paguen por sus contenidos. Ahora éstos quieren sus noticias en sus plataformas. ¿Por qué no intentar aprovecharlo en vez de quejarse tanto?
Las webs informativas no están muertas, pero ya no son el macho alfa de la manada periodística. Ahora, ese papel le corresponde a los artículos que mandamos a diario a las redes sociales.