La pandemia de los medios contada por un apasionado de la industria
Mauricio Cabrera ha escrito un ensayo en el que disecciona con pasión los males de la industria periodística, pero poniendo el acento en las soluciones.
Mauricio Cabrera ha escrito un ensayo en el que disecciona con pasión los males de la industria periodística, pero poniendo el acento en las soluciones.
No podemos pretender no pagar por los periódicos y quejarnos también de que lleven publicidad. ¿De qué van a vivir?
Los medios busca nuevos modelos más centrados en el pago por las noticias y menos en una publicidad que se traslada ya a redes sociales y motores de búsqueda
Los medios ya no pueden esperar más para cambiar sus estrategias de negocio. El tiempo se les acaba
Los medios locales son actores de referencia en sus comunidades y, por tanto, tienen más valor para sus usuarios que la mayoría de los medios generalistas.
Análisis de la estrategia de diversificación y transformación del grupo editorial Vocento.
Los medios vitales se caen, víctimas de su propio modelo de negocio, dependiente de las grandes plataformas como Google y Facebook.
Los medios asumen que los paywalls son esenciales en su nueva arquitectura de ingresos
Las plataformas se quedaron con los datos que antes tenían los medios. Ahora quieren quedarse con su principal fuente de ingresos: la publicidad.
No queremos pagar por los medios y luego nos rasgamos las vestiduras porque éstos venden hasta sus portadas para subsistir.
Los medios se enfrentan a un doble desafío: el cambio digital en plena era de explosión de industrialización de las noticias falsas
Los medios ya no quieren millones de visitas que luego no rentabilizan, quieren lectores comprometidos.
Que haya medios fuertes es tarea de todos, no sólo de los periodistas.
Siempre es triste el cierre de un medio, pero hay que acostumbrarse: o funciona el modelo de negocio o no hay nada que hacer.
La industria de los anuncios de contactos también se ha ‘mudado’ a internet´, quitando otra fuente de ingresos a los periódicos.
Los medios son como los clubes o las cofradías: tienen que reforzar sus señas de identidad para crear una comunidad en torno a ellos.
A ningún medio se le obliga por decreto a practicar el sensacionalismo, pero a veces lo parece.
¿Que hacen realmente los ciudadanos para defender la libertad de prensa más allá de alguna declaración pomposa en las redes sociales?
Queda bien decir que hay que apostar por la calidad, pero por ahora la gran mayoría de los medios viven de los clicks, sean éstos como sean.
El periodismo estará acorralado, pero para nada está herido de muerte.
Poner un anuncio a página completa en la portada de un periódico no implica que este periódico se venda al mejor postor. No debería ser difícil de entender.
Salvo algunas excepciones, o los medios son digitales o simplemente dejarán de serlos.
Playboy rectifica y vuelve a publicar desnudos en su revista. Su problema no eran los desnudos, sino su incapacidad para adaptarse a los nuevos hábitos de consumo de sus lectores.
Los periódicos tienen que buscar fórmulas para sobrevivir más allá de la publicidad, pero es comprensible su lucha contra los bloqueadores de anuncios.
La prensa ya no podrá vivir sólo de la publicidad. Y se están empezando a dar cuenta.
Los editores de diarios impresos publican los datos de 2015. Se aventura una incipiente recuperación publicitaria, pero se confirma un descenso imparable en ventas y difusión que vaticina cambios inevitables.
El EGM no demuestra que los grandes periódicos se desplomen. Lo que demuestra es que se desploma el modelo de negocio basado en la distribución industrial de las noticias en formato papel. Nada más.
Los medios tienen que repensar su modelo de negocio. A lo mejor ya no se pueden empecinar en vender el producto como antes. A lo mejor el ‘cliente’ sólo pagará si les ofreces otros servicios que no son sólo las noticias.
Google y Facebook dan audiencia a los medios a cambio de sus contenidos, pero ni quieren ni pueden garantizarles que harán de verdad negocio en sus plataformas.
The New York Times ha logrado un millón y medio de suscripciones digitales, pero no puede ser una referencia para los demás por la sencilla razón de que los demás…no son el New York Times.
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