Menos correos electrónicos y más cafés
Una charla en torno a un café, un almuerzo que no termine pareciendo un resacón en Las Vegas o una reunión que no se prolongue hasta el fin de los tiempos hace más por una relación de confianza que mandar ochenta correos electrónicos diarios que no te sirven para saber cómo se siente el que tienes al otro lado de la pantalla.